Gritando en silencio
Ir al psicólogo está
mal, ir a un psiquiatra es peor, la gente te va mirar mal, van a pensar que
estás loca, que no podrás salir nunca adelante, vas a depender siempre de esos
especialistas y sus pastillas, por favor, nunca le cuentes a los demás que
algunas vez fuiste a un psicólogo. Mientras redacto estas líneas me pongo a
pensar en muchos jóvenes que están pasando por una etapa de ansiedad o
depresión, pero por el qué dirán no aceptan ayuda profesional. No es fácil
cuando una sociedad no se preocupa por ese tema, cuando no existe conciencia
sobre la salud mental en los jóvenes. No es fácil cuando en mi país, Perú,
muchos jóvenes gritan en silencio por una ayuda que nunca llegará.
Saber que en nuestro
país solo existen 750 psiquiatras me preocupa demasiado, pues por cada mil
habitantes debería existir un psiquiatra, pero la realidad es distinta. Se
desea implementar un “Plan Nacional de
Fortalecimiento de Servicios de Salud Mental Comunitaria 2018–2021”, pero
pienso que primero se debe empezar por fomentar una cultura de salud mental
desde el hogar, donde se viva sin temores a expresar lo que uno siente, donde
pedir ayuda no sea castigado con indiferencia.
Recuerdo, entonces,
esas cifras de jóvenes que acabaron con sus vidas por problemas emocionales,
pues, según cifras del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), dos de cada
tres suicidios son a causa de un cuadro depresivo; de aquellos que tomaron
decisiones fatales, de familias que lamentan una pérdida pero que no pudieron
escuchar el grito de auxilio a tiempo. Un país que no invierte y que no se
preocupa por la salud mental de su gente está destinado a vivir en la tristeza,
a vivir maquillando la realidad.
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